POR QUÉ YA NO DEBE UTILIZARSE LA EXPRESIÓN “DAMAS Y CABALLEROS”.
¿Por qué ya no utilizamos la expresión “damas y caballeros”?
Si todavía utilizas esta expresión, probablemente no lo harás después de leer este artículo.
En el mundo del lujo, cada gesto, cada mirada… y cada palabra cuentan. La actitud de lujo, el sutil saber hacer que distingue lo ordinario de lo excepcional, no tolera ningún detalle que se pase por alto. Y sin embargo, entre las expresiones de la vida cotidiana, algunas -aunque corrientes- merecen ser reexaminadas. Tal es el caso de la expresión “caballeros”.
Utilizada sin pensar en ello, esta frase familiar tiene un impacto significativo en la percepción de la elegancia, el respeto y la profesionalidad. En un contexto de hostelería de alto nivel, las palabras que elegimos son poderosos marcadores sociales.
“Señoras y señores”: una expresión que ya no debería utilizarse para mantener un cierto nivel de elegancia
En la industria del lujo, el lenguaje es un símbolo de refinamiento. “Señoras y señores”, a menudo pronunciado rápidamente o sobre la marcha, evoca un tono familiar, a veces percibido como descuidado. Por el contrario, “mesdames, messieurs” (“señoras, señores”) estructura la frase, da aliento al intercambio y evoca inmediatamente una postura más educada y sobria.
Utilizar la expresión “mesdames, messieurs” (señoras, señores) no es un capricho estilístico: demuestra delicadeza y consideración, haciendo hincapié tanto en la forma como en el fondo.
Ya no utiliza la expresión “damas y caballeros” para garantizar sus valores de imparcialidad
Decir primero “señoras” no es insignificante. Forma parte de un deseo de respeto y equilibrio. Poner primero a las mujeres en un saludo es un signo de atención a la paridad y de reconocimiento.
Es una señal discreta pero poderosa de un compromiso con una comunicación más inclusiva, algo especialmente relevante en un sector como el de los artículos de lujo, donde la imagen y los valores son inseparables de la experiencia del cliente.
La importancia de mantener la coherencia con la experiencia global de la marca
En el mundo del lujo, cada interacción está diseñada para transmitir una emoción. Un simple saludo no puede estar reñido con esta experiencia de excelencia. Utilizar una fórmula demasiado familiar -como “messieurs-dames”- puede crear una ruptura en el discurso de la marca.
Tiene que haber una cierta simbiosis entre todos los factores de la actitud de lujo: tono, apariencia, gestos y palabras.
Una postura profesional asertiva
Adoptar un vocabulario preciso, respetuoso y comedido es una demostración de profesionalidad. Los clientes de lujo son sensibles a estos detalles, y son precisamente estos detalles los que crean valor percibido.
Decir “damas y caballeros” es afirmar una postura alineada con las normas más elevadas.